domingo, 12 de septiembre de 2010

El profeta, la canciller, y el quilombo.








La canciller alemana, Merkel, entregó  el premio de la prensa europea al caricaturista danés Kurt Westergaard, autor de la caricatura que vemos.


Me pareció una movida desatinada, por dos cosas: 
Europa está atravesando una situación muy crítica económicamente, y como cualquier teórico lo puede evidenciar, durante períodos de crisis, la población tiende a radicalizarse y buscar culpables. Siempre en estos momentos al Otro se lo busca simplificar, se pretende adjudicarle rasgos visibles que lo hagan fácil de identificar para que Nosotros despojemos todas nuestras pulsiones de agresividad sobre ellos.

Tratar al profeta islámico Mohamed de terrorista me parece una provocación innecesaria y sobre todo ignorante.  
El terroristmo es un concepto completamente moderno, por lo tanto arrogárselo sería un anacronismo.

Es una caricatura que puede plasmar una parte de lo que se está viviendo en Europa, como representación es buena, pero para ello las autoridades europeas no pueden negar la provocación (tontona) que esto es para la población islámica.  
Esta premiación puede hacer que los islámicos europeos apoyen a los grupos radicalizados terroristas, y que crezca el odio entre la sociedad europea. 






La violencia genera más violencia.




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